Un sitio bonito pero muy caro, a medio hacer, mitad establo, mitad trastero,mitad escombrera...la dueña en vez de atender a los huéspedes está en camiseta poniendo ladrillos, si preguntas algo se molesta. El desayuno poco y malo, sin leche, sin atender, deja el café y el pan abandonados y tienes que encontrarlo porque a las 9:45 de la mañana no hay nadie, ella no se levanta de la cama, deja el café frío en un termo.
Un sitio muy bonito que no se merece estas personas.
58€ por una habitación con el baño sucio y compartido y desayuno con café frío y pan duro que hay que buscar entre la ropa para planchar, desaparecen para no atender.
1 noche